miércoles, 7 de febrero de 2024

Tarde del 4 de febrero

Un fin de semana ocupado en los asuntos familiares (desde la tarde del viernes) me dejaba sin mi rato para "mi persona". Actualmente no es que sea algo importante, sino que es una necesidad, dado que hace mucho experimenté su importancia.

Tras comer surgió el momento y no lo desaproveché. Dedicarnos tiempo haciendo aquello que nos limpie, que nos haga sentir bien, es necesario, y puedes hacer ejercicio y quitarte ese nervió o ansiedad que lleves dentro, hacer una comida de las que te gustan, escuchar tu música preferida, darte un baño, salir al campo fuera de las manzanas, semáforos, pasos de cebra y ruido diario, pueden ser formas de conseguir sentirte bien.


Ante este escenario es donde yo me recupero, donde encuentro armonía, unido a algo de ejercicio.

El poco tiempo del que disponemos puede suponer o no tenerlo, o cuando lo tienes llevarte a no hacer nada, al sofá. Pero, no va conmigo, y solo hace sentirme peor y desaprovechar oportunidades.

Ahora dejo la bolsa de atrás en el garaje. No guardo gran cosa. Me doy por demasiado confiado. Pero me facilita las cosas, y tardo menos en salir cuando hay oportunidad. También de ahora, y con las formas de este depósito de la XL, llevo la bolsa sobre depósito, con la que me quito peso de los hombros y espalda y alcanzo ms cosas sin bajarme.

Ni Gps, ni móvil que me dirija. Antes el Gps me acompañaba a todas partes, pero, no se por qué razón ahora ni deseo ver el cartográfico e indicaciones de donde me encuentre. Hago menos fotos. Tal vez cansado de recoger lo mismo, que me entusiasma, si bien, en el momento.

Solo me guie por la idea de dónde llegar, sin prisa, pues tenía toda la tarde si era necesario. Me vino a la cabeza aquélla grieta.




LLegar hasta allí lo hice por el camino paralelo a la A1, entrando por el sendero "Manolo". Cuando dio el cubrecarter en el bordillo de ese giro de 300 grados, recordé que él lo avisó, y de esto hace unos años. Camino de casas de campo. Allá donde las veo se me hace la boca agua. Si, al fin y al cabo esa tarde era el postre de la comida. Ahora camino, ahora pista, aderezado con alguna bañera. Bajé la presión de la rueda delantera. Gana un montón, pero, aunque ya la conozco y voy más suelto, no la montaré jamás. Y algún rato asfalto, al pasar por zonas de casas juntas, aunque yo creo que unos cientos de metros más al río es todo camino. Y, ojo, hay que coger el "Camino del Valle" cuando veas la señal, el cual diría que te une a esa pista que pienso que es todo de tierra y que va paralela a la que traía, y que desemboca a seis km de Torrelaguna.



Así que, arriba, a buscar la grieta y la piedra en la que sentarme, esa que se ve encima del casco. Sin embargo al llegar encuentro una cadena con un cartel nuevito que pone no pasar, haciendo referencia a la norma que lo prohíbe y con un final que dice "por favor ayuda a su conservación".

Bueno, el día empujó a que hubiera gente de sobra, incluso que subiera a esa altura, pero, eso haría que el Seprona estuviera atento, y Medio Ambiente, y, estando tan nuevo, no me extrañaría que estuvieran ojo avizor por los alrededores. No me compliqué, con el caso quitado me di una vuelta, me asomé más abajo al cañón y allí estuve un ratillo. Buenos recuerdos y variados tengo de este lugar.



Estar por ahí, rodeado de naturaleza, más viendo todo verde y con agua corriendo, traslada una sensación extraña, en general. Creo que a mi, en particular, más, y me gusta. Quizá sea el motivo por el que con tan poco tiempo desee ir a buscar estas sensaciones solo, pues no veo yo que sean generales y tampoco quiero fastidiar la tarde a nadie. Y ya habrá ratos para ir en grupo, siempre reducido ya que si tenemos que estar todos a lo que cada uno quiere apaga y vámonos.

De regreso elegí carretera, curvas. Mandé aviso de que seguía por ahí a mi tran tran, Guadalix, donde me desvié a ver el pantano con la luz de la tarde, y a Colmenar, por esas curvas, por dónde casualmente pasó un AVE zumbando por la vía de ese pedazo puente. Y bajé a casa tranquilo, pues había mucha circulación entrando en el barrio antes de anochecer. 






domingo, 28 de enero de 2024

Mañana de enero primaveral

 Después de fines de semana de frío, y de imposibilidad para tener tiempo suficiente para salir a disfrutar del amanecer, el día 27 encuentro la ocasión, por tiempo, y por meteorología. Estamos viviendo unos días de primavera en el mes de enero, que, por otro lado, está afectando a mis ojos.

El caso es que dejo preparadas las cosas el viernes por la tarde, con dudas sobre si salir por si, fuera de la Capi, hará frío, o si la helada dejará el terreno no apto para el neumático delantero al que he cogido cierta manía.

Nada más pasar Santa Eugenia, me doy cuenta que la mañana promete, aunque nos desvían de la A3 por una accidente causado por un kamikaze. El termómetro revela nueve grados aceptables, y no hay viento del norte. 

Así que me dirijo al lugar donde es más seguro que pueda disfrutar de la salida del sol, por tiempo, debido al retraso del desvío, y porque no tengo cogida la hora exacta.




LLegué con el tiempo justo para, con calma, poner el trípode, y colocar una piedra donde sentarme.

Como siempre, termo y galletas. Por delante el sol, por detrás una profunda vista del Valle del Tajuña y prismáticos (Casas de campo y chimeneas de las que sale humo: ya he hablado de estas cosas). 



Ya con el sol por encima del horizonte, juego con las cámaras, la buena y la del móvil. La de móvil bastante peor, pero, con mayor acierto, y como no se de fotografía no se porqué ocurre esto, pero, es lo que hay, Quizá sea esta luz, que le va mejor.



Se pasaba el tiempo. Buena temperatura, trinos, tranquilidad de la mañana, y, como siempre, al fondo, lejos, la motosierra que nunca falta; Por supuesto pasó un tractor con remolque, de los de siempre, no de estos de ahora que no se si pasan por los túneles.

Recogí los trastos, me enfundé la ropa y casco, seguí los pasos de la nueva tarea de subir a la moto que es la "conectividad", me puse la música, y desconecté el maldito control del tracción que en condiciones normales no le veo sentido alguno: ¡Qué gusto poder dar una acelerón, "carajo!"



Había hecho lo que me había llevado a salir temprano. No tenía más plan, y viendo el valle, recordé varias entradas de caminos que tengo pendientes. Se trata de conocer alguna orilla con espacio donde parar, al lado del agua.

Así que bajé, crucé el pueblo con olor a chimenea de leña por las calles y empecé a probar. La primera a la que tenía echada la mirada, me salió rana, aunque la disfrute cotilleando las casas de campo y las fincas valladas donde tenían animales, incluso unas cuantas cabras en un caso. Me paré a mirarlas. Luego tuve otros intentos más breves, en un caso con un ganso por ahí suelto, y, en otra ocasión topé con la créme de la créme que, durante un buen recorrido pude disfrutar de los cantiles, sembrados, árboles frutales sin flor, humedad de la mañana y de mi imaginación de las gentes que viven por ahí aisladas en sus casas de campo. Y, mira por dónde, la salida de esa pista, era una de esas entradas que tenia en mente. Por tanto, me temo que la cogeré de nuevo en sucesivas veces. Al cruzar la carretera continuaba, pero esa ya la había recorrido hacía tiempo, pero, me metí para recordar o tal vez encontrar salida. Como no fue así, volví y recordando las vistas en la pendiente de otro camino cercano me fui para allá.



El comienzo de la subida se encontraba en peor estado que otras veces. Pocos suben por aquí, salvo algún endurero, imagino, y, a la vuelta de esa curva a izquierdas que se ve en la foto, el camino se estrecha considerablemente, como para pasar con los Suv actuales inmensos ellos, además de haber ahora dos escalones que no sé los bajos de aquéllos con sus ruedas absurdas de perfil bajo si no rozarán. 

Se me olvido mencionar que me encontré parado un chisme estos que me encantan:



El camino en mal estado acaba en una pista que han repasado. De hecho, al finalizar te encuentras la cuneta de la pista, y, como esta recién hecho, tengo que hacer una pirueta para subir. Al ritmo de "All Night Long" y atravesando dos super bañeras, llego a ...




Un trago de agua viendo como montan el mercadillo medieval que habrá el finde, y vuelta para casa al tran tran.








martes, 26 de diciembre de 2023

Primera salida del invierno.


 

¡A las cinco de la tarde todavía había escarcha en las umbrías! Vuelvo a sentir miedo a caerme. NO me siento seguro con ese neumático, y, creo, que tampoco es para tanto; Pienso que la caída se debió a un exceso de presión, pero, claro, ¿fue eso?


Y aquí es donde entran esos nuevos elementos incorporados a la moto, que no deseaba instalar y que no me entran por los ojos de ninguna manera, pero, que necesito para sentirme menos timorato y recuperar seguridad. Me refiero a las defensas, que han tardado en llegar.




La tarde, como todas las anteriores, era estupenda; El otoño va pasando, pero, hay verdor, y el azul de las tardes es muy intenso con el sol bajo. 

Huyo de las zonas bajas para evitar sustos, y por zonas altas. Atravesé la gravera, con sus buenas zanjas y piedra suelta, y bien, aunque se nota el mayor peso de la moto delante.

La moto tiene un aspecto imponente, pero, no me gusta, y la pieza bajo el faro cogido a la tija no me hace gracia: está cogida a una tija de aluminio, con lo que un caída no se yo como soportará el impacto.




Como digo me muevo por las zonas de sol, y, se aprecia claramente cómo los días continúan acortándose. De la misma forma, está haciendo frío, y refresca antes que otros días. Un petardo. Empiezo a pensar en volver, y ya tengo en la cabeza los neumáticos nuevos que montaré lo antes posible. De tacos.

Si me planteé esta moto también, porque decían que destacaba más por carretera. NO es que no sea para el campo, pero, creo que es la menos campera de todas, y la siento más larga que las anteriores aunque creo que es por el peso más adelantado que tiene respecto a las anteriores.

Y creo que me conviene para estos años que vienen.







jueves, 21 de diciembre de 2023

16 de diciembre; 15 h / 18 h Sureste y XL 750

La idea de esta salida era buscar la entrada de una pista en la que veo perderse por un valle cada vez que paso, desde una carretera que discurre a cierta altura. Para ello, he de coger autovía de salida de la capital y recorrer 49 kms.

En la salida de la autovía tomo una carretera que se encuentra llena de casas de campo, y fincas valladas con un huerto; En muchos casos acompañadas de una autocaravana que sirve de refugio si no hay casa, el coche viejo que quedó ahí, y/o un tejadillo con... cosas; Normalmente, cuando paso, tienen encendida lumbre y el humo saliendo por la chimenea añade al paisaje otra nota que hace que me guste más aquello. Es una atracción natural a este tipo de paisaje, imagino grabada desde mi niñez de mis estancias en "La Vega".

Alcanzo el lugar, y a la segunda acierto a entrar en la pista que quiero conocer y curiosear a derecha e izquierda. Sin embargo el gatillazo sufrido fue tremendo: a los mil metros de empezar, disfrutando del entorno, aquello se acababa. Y se acababa en una subida muy pendiente que terminaba con si se hubiera caído un puente. Y no había más, por lo que ¿dónde está esa pista que veía perderse lejos? El caso es que el objetivo lo borro de la lista.

Había dejado a la derecha una "Y" que seguí para llegar al pueblo que no andaba muy lejos. Me sorprendió que, si, llegaba al pueblo, pero, entraba por la ermita, en la que había carteles de la reforma que andan realizando, y en donde existía un mirador, con parque infantil y merendero. Frente a mi iba cayendo el sol, con lo que la escena desde lo alto, con el valle al fondo, todo verde y todavía otoñal, hizo que me parara, me quitara el casco y cotilleara los alrededores. Se estaba bien. Daba el sol y la ropa de la moto cogía calor.

Miré el reloj, y pensé en volver hacia Madrid, pero, apuntando hacia Morata de Tajuña por caminos. Orientarse desde allí no es difícil; se ve la Sierra de Madrid, las torres de Plaza de Castilla, la nave de Cuétara, la cementera, suficientes referencias para no perder el rumbo. Al rato encontré revoloteando a un tipo con... esas alas delta con triciclo y motor. Tenía que estar disfrutando de verdad. Viento en calma, debajo todo verde... Media hora más tarde, en un cruce, me di cuenta que era conocido. Por donde había llegado hasta él no lo era, pero, lo identifiqué rápidamente. Me dio cierta rabia porque andaba pasándolo bien por los caminos que llevaba, con alguna trampa de barro escurridizo y el temor al neumático delantero que llevo con el que peco de prudente.

Volví a mirar el reloj, y como iba bien de tiempo quise repasar la fuente y merendero que tenía cerca.



El lugar es como un gua. Se trata de un verdadero agujero, al que se llega por buenas pendientes, y en el que me siento aislado. Dejas arriba el mundo y como si bucearas, te metes en un lugar silencioso, con chopos, trinos de aves, y el chorro de la fuente. Además, encuentro el lugar recién reformado y arreglado. Estoy solo y todo nuevo que da pena pisarlo.







Pasó un hombre sobre una MTB, que creo que era más el trabajador de la finca que se encuentra cerca, que alguien que sale a dar una vuelta en bici. Hice la última foto y me dirigí a buscar la carretera que me gusta de vuelta a casa, enlazando curvas y disfrutando de la pantalla abierta sintiendo el aire cada vez más frío en la cara. 




La nueva Transalp tiene unos 2.800 kms. Siento que la voy conociendo, y, de igual modo, descubro que me va gustando más, y que va cumpliendo las expectativas que tenía del modelo.

Es la cuarta Transalp que tengo. Un catálogo de ella, un A4 por doble cara, colgó durante años en mi habitación de jovencito. Esa moto me impactó. Podía ir por carretera donde fuera a buscar el campo. Esa era la idea que me transmitía, dejando atrás a la XL 600 de depósito grande, Djebel, XT Teneré 600, etc., con mayor suavidad y comodidad para hacer kms.

Y esa misma idea lleva la nueva, nada más verla, y nada más ver sus especificaciones técnicas. 

Recupera la suspensión original con la que ganar más comodidad, al igual que la rueda de 21" que además irá mejor por campo, el carenado es más alto, y decían que la sexta era muy larga, perfecta para rodar más bajo de vueltas a velocidad de crucero.

Todo esto sobre el papel, y primeros vídeos de prueba. Luego tocó probarla.

Y llega el probarla. Una vuelta de una hora. Medida con la anterior 700, para cumplir con el tiempo que prestaba la Concesión, saliendo de la ciudad, autovía, carretera de doble dirección, una pista, y vuelta. El aplomo fue la característica que  más me impresionó. La sensación de que paras y con los pies en las estriberas no se va a caer. Vibraba menos que la700, la ví no grandota, podía con ella, y al entrar en campo la rueda grande se notaba, y, sorpresa por la posición erguida rodando de pie.

Finalmente la moto la he comprado, y puedo sentir cómo me cuesta adaptarme al nuevo modelo, o, quizá, me doy cuenta de cómo debo dejar tiempo para rodar y aprender a sacarle partido. Y, después de 2.800 kms, veo que tiene lo que tenía la primera Transalp en cuanto a ergonomía, carenado, tamaño, y que es como la Teneré 660 que tuve una moto en la conduzco estirado, donde la espalda aguanta más y mejor, y las suspensiones blandas de las que peca según las revistas, no hacen tope pero hacen que no resulte tan secas como en la 700. Es decir, que ahora, con 58, tengo una moto para ir a buscar el campo de forma más confortable, me vale para rodar por caminos, no la veo tan apropiada para meterla entre piedras y grietas con ese saliente del motor que tiene, y un cubrecarter que no protege algunas cosas que debiera, buena para llevar mis cosas, y, apropiada para hacer curvas, acelerar fuerte y frenar igual si quieres, entretenerte un rato tras conducir admirando el paisaje por alguna conocida zona de curvas que te gusta. 

Seguiré contando



 

domingo, 10 de diciembre de 2023

9 de diciembre, con Manolo al sureste de Madrid

 




Entre semana nos lanzamos un mensaje, y el sábado confirmamos que salíamos. Propuestas conocidas, y una desconocida para él. En casos así, siempre ilusiona enseñar a alguien algo que conoces que intuyes le puede gustar, para que haga uso de ello en el futuro y quede en el recuerdo entre las personas que viven en el momento. 




Hoy, con las cientos de aplicaciones que hay, lo llaman compartir, y gracias a lo cual he conocido lugares que otros han mostrado. Antes era solo el boca a boca, además de las revistas. Ahora tienes el boca a boca de todo el mundo en tus manos. Sin embargo, lo que para unos es simplemente compartir  otros interpretan las cosas de otra forma, lamentablemente.



Tras hora y cuarto de autovía a un ritmo ligeramente superior al legal, pero, de lo más razonable, llegábamos a la zona donde comenzaba la excursión. Nublado, niebla alta, gotas en el parabrisas y visera, no parecen apetecibles para viajar, pero, yo iba encantado, escuchando música de los Ochenta. Campos, lomas subiendo y bajando, verdes, labradas, con una carrasca gigante en medio, y allá por el Km 112 la laguna de El Hito con agua. ¡Bien! ¡Habrá grullas!

Tras un café bien caliente por un precio alejado del de Madrid, que repuso con su azúcar y cafeína, y nos estiró la espalda tomándolo en la barra, continuamos a la presa de Alarcón y a Alarcón.



Tiramos unas cuantas fotos admirando la hoz del Jucar y el color de sus aguas; Dimos un paseo en moto por el pueblo, y continuamos por carreteras solitarias, alguna de mala muerte, y pistas en las que nos metía Maps para llegar a Montalbo, donde echamos gasolina y nos acercamos al refugio antiaéreo.

Manolo, que todavía mantiene intactas las ganas de mirar detalladamente por dónde va a ir, había estudiado el lugar y se lo sabia mejor que cualquiera del pueblo por lo que sacó de consultar internet. Pasamos un rato muy divertido


















De aquí, volvimos sobre el mismo camino, siguiendo la buena observación de Manolo sobre el estado ya conocido del camino hasta el refugio, dado que, al menos yo, voy inseguro con el neumático delantero, desde que me caí en zona con algo de barro. Yo miraba otra pista en dirección a la carretera que habría de llevarnos a la laguna, pero, si, mejor volver sobre nuestros propios pasos.







Después de hacer volar a las grullas, nos fuimos al castillo de Puebla de Almenara. 





Sin embargo, al llegar al castillo, al que subí únicamente yo, por el estado del terreno que ya he comentado anteriormente, me encontré esto:





Me dio mucha rabia. Como decía al principio tenía mucho ilusión por enseñar a Manolo el interior de estas murallas, donde el termo que llevo ha entrado en un par de ocasiones, ya que siempre me toca ir con mal tiempo, no se por qué casualidades de la vida.






LLamé por teléfono a Manolo desde los muros del castillo para decirle que diera media vuelta. Le tocó al menos subir solo una vez una de las cuestas. 





Y como el lugar, bonito para contemplar el terreno desde allá arriba, no era adecuado para cortar el trozo de pan del día anterior que llevaba, y hacer dos montados de jamón serrano, tomate y atún, nos bajamos al merendero de la ermita donde terminamos de pasar el rato, antes de comenzar la vuelta por autovía para llegar a casa y dedicar las últimas horas de la tarde a las familias.


Y fin.


















domingo, 29 de octubre de 2023

Sábado previo a la madrugada de cambio de hora; El mejor momento para salir a "esas horas" que salgo y probar cómo van las luces de la nueva Transalp; Cojo los trastos, vuelvo al termo y unas galletas, cargo, y al cercano Valle del Tajuña: carreteras bien asfaltadas, carreteras estrechas  abolladas y agujereadas, pistas, caminos, alguna zona de bosque, valles, caminos altos y pueblos.



Sigo comparando la actual Transalp con la anterior (el patito feo de todos los modelos salvo por su motor, para mi manera de ver las cosas), y he de decir que me gustan más las luces de la 700 y anteriores, las del faro rectangular. Las cortas tienen de bueno que dan más luz en los laterales, pero, son muy cortas, y no por ajuste. Se acaban muy cerca. Las largas muy bien.

LLené el depósito en  una gasolinera, a cuyo cargo se encontraba una joven muy despierta a esas horas, agradable y simpática, y pensando en que ahora tocaba absoluto paseo, estrené el aparatito con los cascos para ponerme algo de música. Empecé a rodar, con el olor a humedad de esas horas, hacia donde había pensado en desayunar.



El conductor de una BMW serie 3 azul me cortó el rollo cuando me quitaba el casco. Otro insomne. Así que me largué




Cuando llegaba caían gotas finas que duraron cinco minutos. Luego, aparecía el sol y saqué el desayuno.

Buena mañana de otoño. Todavía no hace frío, aunque acerté al llevar los guantes calefactables para tener calor suave en las manos.

Me queda pendiente una pista nueva, que enlaza con una camino que se encontraba con barro. Ya llevo mal el arañazo que llevo en un lateral como para jugármela y encontrar otra caída. Estos neumáticos van muy bien en seco, pero, para esto no valen: se escurren con nada,


Sube y sube, con curvas, y ahí voy, queriendo aprender a manejar estos botes con algo de control de tracción. Eso de que te corté tu normal acelerón entre curva y curva es rarísimo. Entiendo que no se te va y da seguridad, pero, igual soy demasiado mayor para tanta electrónica. En la 700 ibas y punto, ahora me como la cabeza con ello, aunque no deja de ser un juego.



Al final, bajé, por un camino que vi claro hasta la carretera de nuevo. Y retrocedí un tramo para tratar de recorrer un camino que da accesos a varias fincas y casas aisladas, con mucha vegetación, y que imaginaba que el arroyo llevaría agua.



Perfecto vadeo para bautizar a la 750.  Continué el camino, con algún tramo fastidiado, volviéndome loco sobre si era mejor o no el control de tracción, y salí a la carretera de nuevo, allí donde siempre están los chuchos ladrando en cuanto te huelen u oyen.




Enganché la carretera de bajada, esa con esas curvas con buen firme, alguna una verdadera paella, y con el sol fue un disfrute volver hasta La Poveda, donde lavé la moto, para más tarde, en casa, darle quita arañazos que veo que no pueden con los rayajos. No se si voy a aguantar verlo así mucho, siendo tan nueva la Transalp.


lunes, 23 de octubre de 2023

Vuelvo a escribir sin mucho que contar...

 Y es que no tengo mucho que contar que no haya dicho ya, seguro, en alguna crónica anterior. Tener un hijo obliga a llevar la vida de otra forma, y buscar tus espacios es complicado, más si te sientes implicado en ello. Llegó un  momento en el que me pregunté una mañana porqué no me iba a dar una vuelta si más allá de las seis no duermo. Recuerdo esa mañana que me ha llevado, primero, a hacerlo, y, segundo, a continuarlo porque he ganado tiempo, tengo el hueco para hacer lo que me gusta, y me ha enganchado el amanecer, los desayunos en el campo, la tranquilidad de las carreteras, plazas, y caminos, regresando para estar donde también me apetece.



Han pasado estos años, han ocurrido muchas cosas, algunas  muy importantes, y aunque a vista de pájaro entre y salga en el mismo portal, utilice diariamente el mismo camino para ir a trabajar y volver, corra a temporadas, salga en bici, en moto, acampe, etc, las circunstancias han hecho que sienta distinto a cuando empecé este Blog, muy distinto,  me comporte de forma diferente y mida cada aspecto de mi vida de otra forma



Esta foto la tengo con la Transalp 700 en este Blog, en el mismo lugar. Sigo recorriendo los mismos sitios, he conocido otros, pero, las escapadas tempranas o de tarde de domingo van también por los mismos lugares que he descrito tanto anteriormente.

Sin embargo, no traslado al Blog las salidas. Tampoco miro los foros, aunque sigo a algún motero en You Tube dando la vuelta al mundo en moto, que me resulta más interesante que la televisión, lo que es fácil. Me trasladan la libertad con la que viajan, entre comillas, pues, como caminar por el campo éste tiene sus normas que también limitan, y, ellos, tienen sus obligaciones para poder mantener sus aventuras



He estado dos temporadas con neumáticos mixtos, haciendo más carretera y campo con más calma, y alejándome más. Precisamente en septiembre monté tacos, pero, por circunstancias, el cambio al modelo nuevo de Honda ha llegado antes de tiempo. Voy a mantener los neumáticos que trae de serie hasta que desgasten lo suficiente que no me duela, y montaré tacos, pues, tengo ganas de nuevo de volver más al campo. Y esta moto es más campera que la anterior, además.

Y una consecuencia de todo lo que ha cambiado, es que la 700 sigue conmigo. De hecho este finde semana he subido en las dos. Y me alegro mucho de mantener la 700, pues he recorrido mucho con ella, vivido muchos momentos que me han llevado a hoy y con una montura que es continuación de algo que permanece que es la moto, y una trail carenada lo más confortable para ir a buscar nuevos lugares, aunque sea a escapadas, sintiendo cierta libertad rodeado de naturaleza a poquitos, pues, estoy más centrado en la otra parte de mi vida.